ANATA en Aymara quiere decir juego; se le llama así por ser el mes de los carnavales donde se celebran los frutos y semillas que da la tierra y donde se juega/celebra en familia.
En febrero continúan las lluvias, las papas y la quinua ya están en flor y la avena ya está dando frutos. Las vacas y demás animales domésticos siguen pastando los verdes prados.
En las zonas bajas el campo no da aún demasiado trabajo. Se comienzan a ver los frutos del duro trabajo de los meses anteriores, y las mujeres disponen de más tiempo para tejer. Sólo es necesario «sayar» los campos de papas, realizando el «aporque«, que consiste en añadir más tierra a las plantas de papa para que absorban mejor los nutrientes.
Febrero es, además, época de celebraciones en la región. El día 2 comienzan las fiestas de La Candelaria en la ciudad de Puno, y ésta se llena de gentes de diferentes partes de Perú y del mundo, que bailan sin cesar al ritmo de la música. No en vano, Puno es conocida como la capital del folclore peruano.
En el pueblo de Juli se celebra, además, la «Orko fiesta«, cuyo origen se remonta a la época de los incas. En la misma, 4 personas, cada una de las cuales representa uno de los antiguos «suyos» (divisiones territoriales incaicas),se enfrentan ondeando banderas . En la lucha, cada «suyo» representa una cosa: el Inca representa el negocio; el Koya, la chacra; los Uros, el pescado; y el Kayaguaya, la ganadería. Dependiendo de quién gane, será un buen año para aquello que represente el suyo vencedor.
En las zonas altas, las familias siguen en sus cabañas en los cerros. Llueve bastante y se da la «parición» o nacimiento de la mayoría de las alpacas, aunque algunas ya han nacido en el mes anterior. Se pastorean las ovejas y alpacas con la honda, para que no se escapen. Al igual que en enero, la lluvia impide a las artesanas juntarse para hilar o tejer, y tienen que hacerlo dentro de la casa, en lugar de fuera, como ellas suelen preferir.
Pero en las cumbres también hay celebraciones ¡es carnaval! Para celebrarlo, adornan un árbol y después lo «hachan» o talan. Si, además, el clima lo permite, las familias bajan de las cabañas altas a las zonas más bajas, al pueblo, para festejar todos juntos.